Ese ondular sin vibración ni perspectiva
/ ya no te representa
/ cuando juegas con tu pañoleta
/ la falsa magia de tu hechicería y
/ te sacudes en un mar de muertas muñecas.
/ Divagas palabras de chusma obsoleta,
/ ardiente te muestra y tibia actúas
/ como balas inútiles sin metralleta.
/ La gélida máscara suelta fósforo enmohecido.
/ !Ay mujer de vidrio!
/ Que oscuridad penetra tu pantalla
/ y que obesidad tenebrosa invade tu alma.
/ Te digo
/ Soledad del trigo con arista puntiagudo,
/ que las cicatrices pasajeras con intento
/ recuperan su oxigeno en tanto tu piel
/ roza impuro incienso.
/ No aplaudo tu actuación enardecida
/ porque el humo se acumula en tu hiel,
/ cuelgo en cuadro tus recuerdos de negras nubes
/ con hilos precarios de tapera empobrecida.
/ Doblo tu mueca inventada de sonrisa
/ y te dejo un silencio de gusano
/ antes que exorcices la foto mía.
/ Cuando entras al imperio real de la mujer
/ rilas en tu canto de absurda gitana,
/ no hallas el cetro de tu poder
/ que entalla tu acción de ladrona.
/ Piromaniaca de escenarios
/ rol de ponzoña tu tablado de mañana.
/ Tras tu antro derrochas savia de acuarios,
/ la noche se te hace eterna
/ sin tu lengua de madrona.
/ Por mas primaveras que le sustraigas al año
/ el verano te hallara petrificada en sus peldaños.
/ Más dejo tu abrazo fingido junto al calvario
/ para no pudrir la sangre en las venas de mis manos.
/ Que las arterias no maculen la tierra,
/ en tu vista de espina
/ te dejo la memoria de mi espalda.
/ entre los cuatro vientos abrazadores
/ marchitas rosas sin esplendores, sepultadas
/ en tus arterias con lo negro de la brea.
/
/
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