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Poema De Joel Fortunato Reyes Pérez: Descrismarse Evanescente

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DESCRISMARSE EVANESCENTE / __Autor: JOEL FORTUNATO REYES PEREZ / / Subió al lomo del viejo libro y rodeó la mesa, / de camino hacia el librero. Le acarició suavemente / con los dedos temblorosos. No tardó en llegar al / rincón por la cadena de penumbras que separaban / las sombreadas paredes por la moribunda flama / de aquella lámpara agotada. Una cabeza de lagartija / pálida salió suavemente como las plumas del gallo / declinando cantar de noche a la luna a medias entre / las piedras sobre las hojas más qué otra cosa... / / Había qué pensar no solo en el dinero de la renta, / sino en la comida escasa al borde del camino / justo para cualquier hambre desesperada de la / impaciencia qué no se sacaba ni siquiera del bolsillo / más roto por no estar destinado a liberarla cómo siempre / antes de las primeras palabras. / / Esta carta era de las qué no pedían mentiras / qué puntualmente le proporcionaba el más moderno, / y avanzado desempleo. En el gozo perdido de la vida / humedecida como arena desterrada que abrasa el / sol, y refresca las angustiosas noches. Dónde los / viejos sueños huyen como ruedan las hojas secas / por las brisas perdidas de los otoños cargando las / tardes en la sed del alma, niebla trás niebla. / / No dejaba de correr de puerta en puerta violentamente / capturando el miedo de las ventanas en caso de caer / un meteorito... Allá, cual mariposa qué en los volcanes / se acrisola con las amarguras franqueadas por el buen / sol de los primeros días contemplando la tristeza / clandestina, haciendo contorsiones ávida de inmolar / ídolos solemnes de bronce sin rumbo ni veredas. / / En aquel tiempo se produjo una pausa, y el vacío había / puesto su peor cara por algo qué nada tenía qué ver / con el asunto. Había sido un día fructífero, encontrando / muchos casos igualmente desesperados, urgentes / e ineludibles... Bien sabía qué con el paso de los años / esto será cada vez más difícil de olvidar, en las escalas, / en las nuevas formas de recordar, y con la simulación / del equipo adecuado el motor del mismo dejará su lugar / a uno distinto más allá de los sistemas de frenos frontales / qué con el tiempo no han querido modificarse. Entrando / en el futuro totalmente desarmada la consciencia, y en / partes múltiples fragmentada la más mínima atención. / La noche en miniatura corría por el bosque soberano, / buscando un consejero en el disfraz de una almohada. / Así qué... / Recogió las goteras del techo, dobló la tierra del piso, / y cubrió el frío con los agujeros de una raída cobija en / el punto central dónde el desaliento aprieta la debilidad / de las noches anteriores. Pensaba irse al olvido de la / región desierta aislado en una lobreguez amarga. / No se permitiría consumirse en una lucha insana entre / las ramas indiferentes al deshojar sus flores en la cumbre / del granito de los pájaros sin trino, ni fundirse en los días / por el desconsuelo qué postra al mismo eco ruinoso. / / Pasaba del olvido reciente a los viejos recuerdos recostado / como la espuma magnífica y distante allá en el valle del / fondo anochecido... Y se decía, vaya forma de alivio. / !Mañana será otro día!... Y claro, con el desnudo torrente / y la fugaz sombra del sol en retirada en los empedrados, / con el desenlace inevitable cubierto de esperanzas en su / guarida... Estiró un bostezo sobre las piernas para demostrarse / lo qué nunca había soñado por falta de una perfecta toma de / consciencia de la decisión... / El insomnio sería completo proliferando de día, y agarrándolo / de los pelos en la prolongación de las nubes, en la rápida carrera / al colchón recorriendo las vagas siluetas de carcomidas esperanzas, / y cuándo esa primavera llegaba destrozando al invierno con sus / verduras, sin la piedad campesina del tamaño de unas gotas de / sobresaltos queriendo saludar la imagen deteriorada del espejo / indiferente, cuándo la angustia es tal qué se anticipa a la eternidad / más próxima y con más vitalidad. / Evanescente y racionalizando el dolor inmediato al morirse / plenamente, y adquiriendo las cualidades acumuladas por la / inmensidad de una acción hábil qué se capta instantáneamente / por el gesto clásico al percibir la importancia de la propia inexistencia. / La noche era cada vez más íntima en la profundidad qué estremece / y sacude las mismas procesiones de las pesadillas decoradas. / !Y estaba sumergido en el descrismarse!... / Lo qué significa la libertad absoluta, distinta, totalmente transformado / fuera del tiempo dónde subyace la tristeza infinita... La tristeza de darse / cuenta de qué uno ya no es el florecimiento del ocaso, ni relativo, ni / comparativo, ni resultado de la influencia ambiental qué implica el / sometimiento al cruel sistema caduco... / / Así transcurrió largo tiempo durmiendo en el sublime estado en qué / se encontraba, y pudo inventarse nuevamente en el peltre despostillado / de la vasija qué abrigaba su reciente incorporalidad, flotando al retornar / al botín de cosas inútiles qué se adueñan aniquilando la esencia de / los últimos indicios del orden... Con la luz de una sonrisa perdida. / / ___Autor: JOEL FORTUNATO REYES PEREZ / / Todos los derechos de „Descrismarse Evanescente“ pertenecen a su autor (Joel Fortunato Reyes Pérez). / Ha sido publicado en e-Stories.org a solicitud de Joel Fortunato Reyes Pérez / Publicado en e-Stories.org el 18.04.2013.

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