En ese salón grande, tan grande donde caben veinte o treinta, quizás más, todos te dicen: Maestra.
/ La que enseña, la que cuida, la que observa.
/ A la que llena de conocimiento, ellos también le enseñan.
/ Sus alumnos aprender lectura, escritura, geometría, aritmética, civica y ética; y ella, lo fácil que es sonreir ante un problema.
/
/ Cuida de todos como una gran enfermera, ella podría enfermarse pero, jamás faltaría a su faena.
/
/ Con una mirada sublime los observa,
/ llenos de inocencia, de juventud,
/ con una vida donde todo les espera.
/ Los mirará irse algún día y ella se quedará de pie, mirando caritas nuevas.
más poemas de María Vicencio
más poemas de María Vicencio