Dicen que es una mujer soberbia y algo fría,
/ Pero para mi no es ninguna de las dos cosas,
/ Supongo que las rosas que la visten entre espinas,
/ La dejan ver más propensa que nunca.
/
/ De su cálida sonrisa, salieron frases turbias a mi oído,
/ Y una de ellas fue tratar de provocar mi perdición ante sus labios,
/ El rojo de sus medias y su escote pronunciado acrecentaba mis fantasías,
/ Creí que estaba en el paraíso cuando sus piernas largas se cruzaron.
/
/ Para amarla, me tomaría toda una vida conseguir que me pertenezca,
/ Ella quiere que me pierda dentro de un sueño y nunca más despierte,
/ su seducción al parecer no tiene horizonte,
/ y si otra noche me dejara tenerla
la llevaría conmigo.
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