Por coronel ( RA ) Héctor José Corredor Cuervo
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/ Permítame Señor, que eres tan justo,
/ hacerte unas preguntas confundido
/ ¿ por qué permites permanente susto
/ en un pueblo por fieras afligido.
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/ ¿Por qué aceptas que seres con vileza
/ trepen cual hiedra a Tribunal Augusto
/ donde muestran al mundo su torpeza
/ fingiendo de sabios con un fallo injusto?
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/ ¿Por qué permites siniestra injusticia
/ cometida por jueces vergonzantes
/ que toleran el odio y la sevicia
/ por dineros de listos maleantes?
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/ ¿Por qué no ves la brisa sollozante
/ y el ocaso de rayos postrimeros
/ que parecen morir en un instante
/ al palpar el dolor de prisioneros?
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/ ¿Por qué no oyes el clamor de soldados
/ que sufren tras las rejas inocentes
/ por buscar paz en pueblos y en collados
/ donde siembran terror los delincuentes.
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/ ¿ Por qué no guías a la persona honesta
/ a votar por el buen representante
/ que cambie la legislación funesta
/ aprobada con yugo amenazante.
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/ ¿No será mi Señor Omnipotente
/ que te tienen también encarcelado
/ por culpa del corrupto dirigente
/ que se dejó comprar por el malvado?
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