Siendo Kohl el canciller
/ de Alemania Federal
/ terminó por suceder
/ un evento sin igual
/ imposible de prever.
/
/ Tal suceso consistió
/ en que el muro de Berlín
/ que el vil Honecker alzó
/ derribado fue por fin
/ cuando Honecker cayó.
/
/ Tan horrenda división,
/ vergonzosa cicatriz
/ y humillante distinción
/ fue abatida de raíz
/ por la nueva situación.
/
/ Dicho filo sajador
/ y cercado singular
/ roto fue por el furor
/ de la masa popular
/ imbuida de fervor.
/
/ El martillo y el cincel
/ del triunfal pueblo alemán
/ derruyéronlo, y con él
/ al infausto leviatán
/ de su espíritu cruel.
/
/ Libre el tránsito a través
/ del que fuera gran redil,
/ tras calmarse del estrés
/ empezó el país febril
/ a pensar en el después:
/
/ ¿Qué no había de ocurrir
/ al volver la libertad
/ sino un nuevo resurgir
/ de la idea de unidad?
/ fácil fue de predecir.
/
/ Y arraigó, pues, tan tenaz
/ que extendióse muy veloz;
/ en efecto, en cada Land
/ al llegar la nueva paz
/ no tardó en clamar la voz:
/ Deutschland, einig Vaterland!
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