Siento sus fuertes brazos abrazándome
/ !sus enormes garras arrastrándome a mi muerte!
/
/ Aunque fuerte soy
/ me dobla, una y otra vez
/ como a los juncos dobla el aire.
/
/ !Y crece mi temor!
/ ante tales embestidas
/ cual si fueran un vórtice
/ que me empuja y arrastra
/ con sus vientos ebrios, de furia desmedida,
/ que desatan en mi pecho
/ torbellinos incontrolables
/ presagiando el crujido de mis torres,
/ !que se requiebran con su acometida!
/
/ Como dardos envenenados
/ !se clavan en mi espalda!
/ !sus garras me invaden!
/ !me amedrentan!
/ !me arrebatan!
/
/ Y así como el trueno
/ ahuyenta las aves en reposo...
/ así me abandonan las ansias de vivir
/ haciendo que crezca mi sospecha de flaquear
/ y de entregarme a la vorágine,
/ cerrando los ojos, a un nuevo amanecer.
/
/ NM de la Rosa
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