Navegando con mi soledad
/ Me alegran las historias de amor
/ Las primeras fueron de Marisol, después de Romeo y Julieta y
/ El Titanic, que terminaron con Eliseo y Penélope.
/ Todas me sacaron lágrimas de gozo.
/ Ver que si existe el amor, aunque sean en historias de amor.
/ Me alegra también el canto de los pájaros
/ Y el color de las flores. Los amaneceres y atardeceres
/ El rico sabor de chocolate, del café, la alegría que me produce el vino rojizo.
/ La música me mantiene vivo, y el piano me toca las fibras del alma.
/ Navego con la soledad llevando mi equipaje con bellos recuerdos,
/ Pero también con pesadas tristezas.
/ Que quisiera aventar al mar, pero que no hago porque son parte de mi.
/ No sería ya el mismo,
/ Y perdería el rumbo sin saber en que isla de tinieblas terminaría mi vida.
/ Mi tristeza más pesada es una Cruz (1), por confiar en Dios y no en mi, (2).
/ A quien he enterrado, y es mi espíritu el que llora por mi.
/ Jaime Díaz R Abril 7,2012 Chih. Chih.
/ P. data; (1) Luc. 9;23, (2) Is. 50;10
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