Dicen por allí, quienes saben,
/ que es preferible un fin con dolor
/ que un dolor sin fin,
/ para que las cosas se acaben.
/
/ Cuando entonces ha de fenecer,
/ de dónde llega ese temible fin...
/ cuando el amor se ha ido,
/ cuando ya nada queda por hacer.
/
/ El mágico sentimiento desaparece,
/ la boca se vuelve silente,
/ la mente se torna nubosa,
/ el corazón de pena enmudece.
/
/ Y llega la sensación de vacío
/ ya nada está, nada queda,
/ una soledad inconmensurable,
/ y un incomprensible hastío.
/
/ Que el dolor sea al momento
/ para matar el sentimiento,
/ que tu corazón quede libre,
/ y terminar el sufrimiento.
/
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/
/ Víctor Hugo Barreneche
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