Me escapé de la tediosa rutina del día a día
/ en un largo viaje con claro destino definido
/ durante la odisea pensaba en lo que haría
/ lo cual calmaba mis nervios de bardo unido.
/
/ Me aventuré al mar de la pasión sin conocer
/ lo profundo que ella guardaba en su espíritu
/ pero como pudo más el sentido del placer
/ al pensar en ella mi cuerpo sentía más ímpetu.
/
/ Luego de varias horas de camino y ansiedad
/ por fin logré llegar a mi destino con alegría
/ al pensar en el fruto prohibido y su agilidad
/ en el arte de amar, que seguro me gustaría.
/
/ Al saludarla por vez primera, pude captar
/ que entre nosotros había la llamada química
/ el elemento esencial para enseñarla a amar
/ como loca, con sólo realizar una mímica.
/
/ Pasamos el día entre locas anécdotas y risas
/ siendo dueños del espacio, tiempo y libertad
/ esperando la noche para quitarnos las camisas
/ para amarnos con loca paciencia y sin piedad.
/
/ Las horas se esfumaron y el crepúsculo arribó
/ nos dirigimos a su lujosa mansión, que arropó
/ nuestros desnudos cuerpos, que los jadeos oyó
/ luego de ingerir un fino vino, ella mi miel bebió.
/
/ La noche de placer esbozó con besos y arrebatos
/ cubriendo nuestros cuerpos de pies a cabeza
/ con caricias persuasivas durante largos ratos
/ explotando al máximo lo bello de la naturaleza.
/
/ Fue una paradisíaca velada de sexo y emoción
/ ideal para recordarla en momentos de tristeza
/ de soledad y hastío, esos que lastiman el corazón
/ aunque sólo habiten en los recuerdos de la cabeza.
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